Algún verso, algún relato… Y unos cuantos garabatos

domingo, 18 de diciembre de 2011

¡Qué ironía vivir en comunidad!


El ruido inoportuno de la ciudad,
el tic - tac de los segundos,
las quejas del moribundo,
los pasos y los gritos, me perturban.

Me susurran al oido. Y hurgan
en los pelos de la oreja.
El gato sobre las tejas
provoca el sobresalto de un difunto.

Y en repentino despertar pregunto:
-¿Será la tranquilidad,
más que una necesidad
un lujo?-. Mientras el silencio escapa,

el bullicio escandaloso me atrapa
con el hilo musical
de la fauna vecinal...
¡Qué armonía vivir en comunidad!